Historias compartidas
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Falta de apoyo en la maternidad: cómo influye en la decisión de no tener más hijos
Si me hubieses preguntado hace cuatro años si quería ser mamá, te habría dicho que no… pero que si algún día me decidía, tendría dos hijos seguidos, sin perder tiempo. Hoy, después de ser mamá, mi respuesta es mucho más complicada. Hay algo en los bebés… son magnéticos, adictivos. No puedes dejar de mirarlos, y a medida que crecen piensas: “Ay, ¿y si tenemos otro?”. Y no es solo eso: ver crecer hermanos juntos, saber que se tendrán siempre… quienes lo hemos vivido sabemos que es hermoso. Me habría encantado eso para mi hijo. Pero la realidad es que, en nuestro caso, no será así. Nunca pensé que decidir cuántos…
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¿Aún hay un nosotros? Cuando la pareja pasa a segundo plano
Ese momento en el que te enteras de que tu vida está a punto de cambiar, cuando descubres que van a ser papás, es una mezcla de emoción, nervios y ternura. Vienen los planes, el secreto compartido, ese “no le digamos a nadie hasta que pasen las 12 semanas”, y luego la emoción desbordada de la familia cuando das la noticia. Para muchos papás, el embarazo se vive desde lo práctico: ¿en qué te ayudo?, ¿qué necesitas?, ¿cómo te sientes hoy? Para muchas mamás, en cambio, todo cambia desde el primer momento. Cada ultrasonido, cada latido, cada centímetro que crece tu panza, te va preparando para el amor más inmenso…
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Lo más difícil de la maternidad no es el cansancio. Es la soledad.
Siempre escuché que lo más complicado de ser mamá era que ya no volvería a dormir como antes. Y la verdad, yo amo dormir. Tal vez por eso retrasé tanto esta decisión. Y sí, no dormir es horrible. Se siente como una especie de tortura: levantarse cada dos horas para dar pecho, en una secuencia que no se detiene, ni de noche ni de día. Pero aún así, no creo que eso sea lo peor. Lo más desgarrador ha sido la soledad. Y lo curioso es que no estoy sola. Mi esposo es un papá presente. Hace su parte. Trabaja todo el día, pero al llegar a casa cuida al…